Síntomas del síndrome post-vacacional

Cuando llega el final de las vacaciones muchas personas entran en un estado parecido a la depresión, sensación de apatía, falta de energía, irritabilidad, insomnio y un largo etc., incluso en algunos casos se llegan a producir estados de ansiedad y trastornos de tipo digestivo.

Es normal que después de un tiempo de descanso, de disfrute, lejos de la rutina y de las obligaciones, nos cueste volver a coger el ritmo de trabajo, a las responsabilidades y a las tareas cotidianas. El problema surge cuando este malestar se prolonga en el tiempo, durante más de dos o tres semanas.

Consejos para una transición suave de regreso al trabajo

Para que esto no ocurra es muy importante tomarse la vuelta al trabajo con mucha calma, aceptación y cuidado personal, sabiendo que es normal estar unos días así y que no pasa absolutamente nada por sentirse bajo de ánimo. Es fundamental tener un trabajo que nos satisfaga y con el que nos sintamos realizados, buen clima laboral y un horario flexible, pero bien sabemos todos que muchas veces esto no es así, y por ello me gustaría darte algunas pautas para hacer más llevadera la vuelta al trabajo:

• Es recomendable regresar de las vacaciones con al menos un par de días de antelación al comienzo del trabajo. Esto te ayudará a tomarte tu tiempo para ordenar y organizar tus cosas: tu casa, tu vuelta al trabajo y lo que es más importante, ordenarte internamente a ti mismo, concediéndote el tiempo necesario para reajustar tus horarios y tus rutinas.
• También es aconsejable abordar las tareas en el trabajo de forma paulatina. Seguramente a tu vuelta encontrarás trabajo atrasado, correos acumulados, etc., Intenta no llegar a todo de golpe, es imposible; ve poco a poco, nada es tan importante como tu bienestar. Como dice el refrán: “Quien mucho abarca, poco aprieta”. Vas a ser más efectivo y productivo si te tomas las cosas con calma. Y, sobre todo, no te lleves trabajo a casa; es muy importante separar un entorno de otro. Cuando acaba tu jornada laboral comienza tu descanso y hasta el día siguiente procura no hacer nada que tenga que ver con el trabajo.
• Ten paciencia y práctica actividades que te nutran. Piensa que este pequeño estado depresivo pasará en unos días, por eso es importante que busques actividades que te diviertan, te relajen y te ayuden a desconectar de las sensaciones de desánimo y de esos pensamientos negativos. Bien puede ser algún tipo de deporte o tu hobbie favorito, un simple paseo tranquilo, quedar con amigos o escuchar tu música favorita…
• Enfócate en lo positivo que te sucede cada día, date cuenta de la cantidad de cosas agradables que te suceden a cada instante, cosas sencillas como el llegar al trabajo y saludar a un compañero, prepararte un buen desayuno, la hora de la comida o del café, un chiste o una sonrisa. Si aprendes a mirar lo positivo en lugar de estar enfocado en lo negativo y en la continua queja tendrás una vida mucho más feliz.
• Cuida tu alimentación y tus horas de sueño. Cuerpo y mente no van separados, para tener una mente equilibrada has de cuidar al cuerpo, no solo haciendo deporte sino también alimentándote de una forma sana y sin cometer excesos, lo que también implica no abusar del alcohol y de la cafeína. Una buena higiene del sueño también es necesaria, por lo tanto, acorta el tiempo que pasas frente al televisor o con el móvil por la noche; permite que tu mente pueda desconectarse al menos un par de horas antes de irse a dormir, es mejor leer un buen libro o realizar algún ejercicio de relajación o meditación.

La importancia del auto-cuidado en la prevención

En definitiva, la prevención es siempre el remedio más eficaz. Esto implica un buen trato personal, tener una buena relación conmigo mismo/a, desde una intención de auto-cuidado y cariño. Todo lo demás vendrá a su momento.